La vida no es más que un viaje
continuo a la extranjería.
Jacques Lacan
En los años dos mil, Francisco Toledo se manifestó en contra de las letras O-A-X-A-C-A, que irrumpían la vista del legado de arquitectura religiosa de Santo Domingo de Guzmán en la capital oaxaqueña. Hoy en día, estos anuncios publicitarios compuestos por letras que representan el nombre del sitio de visita se han replicado en todo el mundo, y se han oficializado en un gesto fotográfico cliché de un turismo que se democratiza en redes sociales. El concepto de identidad de los lugareños se trastoca y folcloriza para atraer más visitantes, la narrativa del lugar se exotiza y se inserta en la cultura de consumo global.
Palermo Hollywood, 2001. Quizá aquí fue el inicio del replicante, con la reproducción a escala real hecha por Maurizio Cattelan de las letras de la palabra Hollywood en la capital de Sicilia, durante la Bienal de Venecia en el 2001. De Los Ángeles a Italia, ahora se encuentra por encima del basurero municipal de Palermo, emblema de esta obra atormentada por la precariedad social que cruza fácilmente del lujo a la miseria. Un símbolo que traslada un turista nómada hacia el otro desconocido de forma gloriosa y banal. La apropiación del tercer mundo como aparador de venta y consumo.
Marcas, fisuras, agujeros, costuras y volumetrías que arman una cartografía emocional. Anna María Maiolino (1976) es una referencia obligada al trabajo de YUKU.
Cerros desgarrados: identidades en transformación: migración forzada que traza nuevos continentes cuyos puntos de inflexión se representan en el traslado.
Así como para los nativos no existían países, para la migración actual solo existen coordenadas. Mapas de traslados, de sobrevivencia, rutas. Una red de comunicación.
Es en esta alter-modernidad donde se sale del espejo para convertirnos en imágenes transportables hacia mundos poscoloniales, donde las fronteras solo delimitan lo peligroso para unos, lo otro. Un mundo con 281 millones de migrantes, de los cuales 169 millones han salido de su lugar de origen de forma forzada en busca de trabajo. Un mundo entre un turismo de masas y repliegues identitarios, la cultura no occidental sigue siendo la leña de fuego que alimenta el discurso del aparente progreso. La distancia parece blanca, distante, vacía, desgarra territorios y los invisibiliza como parte de su deconstrucción colonial. YUKU es el repliegue de esas historias borradas. Una postal, una post-all que redime el olvido para recuperar lo perdido.
YUKU es una imagen en estado de fluidez, un instrumento de escritura; es lo que queda de una acción artística que se hace timbre postal a través de la cancelación de primer día de emisión “Día Internacional del Migrante – yuku”, en colaboración con Correos de México y el Museo de la Filatelia de Oaxaca. YUKU es una estampa que desencadena un proceso, YUKU es el agente revelador de una pérdida, en todos sus registros: del otro, de la tierra, de la raíz, de lo no muerto.
Y así, uno envía una postal intentando decirlo todo (just-all: post-all), para perder lo menos de uno… y esperar. Esperar el regreso a ese lugar donde el agua, el aire y la tierra aún nos pertenecen.